sábado, octubre 19, 2013

Mi kinesióloga y yo



Mi kinesióloga me tiene confundido. Habla como argentina, toma mate como uruguaya, canta Montaner como venezolana, me recibe como italiana y me despacha como islandesa.
Desde el primer día –tres sesiones atrás– ella sola instaló el doble beso en nuestra relación. Lo raro es que sólo lo aplica en el saludo de llegada (la partida es un simple “chau” de lejos), y lo más raro es la técnica: frunce los ojos y la boca hasta que casi desaparecen de la cara, y se perfila tanto que, en lugar de ofrecer la mejilla, te da la oreja. Un segundo después, en el entretiempo, pensás que corrige la trayectoria del segundo tiro… pero paf, aro y oreja otra vez. Ahora acompañados de un mechón de pelo. Ya sé dónde termino con esto y me parece injusto: no da ir a la psicóloga para hablar de la kinesióloga.

MV

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