miércoles, enero 06, 2010

Así empezó mi guerra contra los bañeros

Al primer destello del verano, corrimos hacia el sol de San Bernardo, y nos arrebatamos. Éramos jóvenes y nuestra piel estaba sensible... a la mirada de terceros. Ella buscaba bikinis en Chiozza, y yo en la playa. Los días eran ventosos y nuestras conversaciones se llenaban de arena y reproches. Ella adoraba a Diego Torres, y yo intentaba taparlo, sacado, gritando por dentro Champagne Supernova, con los hermanos Gallagher.
Todo se resolvió aquella tarde, en un increíble regalo de Reyes: mientras yo barrenaba y daba contra una jubilada que soñaba con almejas, mi chica acusó estar insolada… y el guardavidas se tiró de cabeza en nuestra lona, a resucitarla.
Escapé, lloré hasta encontrar locutorio, y me arrodillé, vía discado directo, frente a mis amigos: rogué perdón, asilo lejos de Chiozza, y un plan marcial para exterminar bañeros.

MV