jueves, octubre 30, 2008

Delfina Tiscornia

HORAS

Prefiero verte estallar en la cocina
que hacer las paces con el odio;
todo es a veces tan exacto como un mapa
desbordado de colillas.

Este tiempo es un agujero verde
donde me estoy fugando
desnuda y cargada de valijas.

Pero despierto a golpes de agua
en esta habitación vacía
y me sacudo el lastre del verano
y lloro alternando las esquinas;
todo huele a farmacia o cementerio,
no distingo,
imagino la muerte cabalgando tu pelo
con la heladera abierta y la T.V rugiendo.

Alguien llama a la puerta, me armo
/y me desarmo
como un rompecabezas antiguo
y atiendo en camisón: sos vos girando
entrás girando
hablás girando, yo me pongo detrás de las palabras y
las leo,
una luz blanca y seca me apuñala,
busco tus ojos pero ya ruedan por el piso,
suben al empapelado
y ahí se quedan,
feos como moscas.

En este paisaje desolado
me aferro a tu corbata incólume
mientras tu cuerpo empieza a deshacerse.


DELFINA TISCORNIA: Nació en Bs. As. en 1966. Hija y bisnieta de escritores (Lucía Gálvez, Delfina Bunge y Manuel Gálvez), temprano sintió una fuerte inclinación por las letras que la acompañó hasta su muerte. Participó en el taller de Irene Gruss. El primero de junio de 1996 se quitó la vida. Tenía treinta años.

lunes, octubre 27, 2008

Una vez que me dan algo...

Una vez que me dan algo,¡tengo que fotografiarlo... y publicarlo!




Auspiciado por la SADE, con participantes de todo el país, de Latinoámerica y España, la Biblioteca Popular y Centro Cultural El Talar, del partido de Tigre, organizó el certamen Leopoldo Lugones de narrativa, y el Alfonsina Storni de poesía.
Muchas gracias a los organizadores por el premio y, en especial, por tomarse el trabajo de organizar el concurso, a pulmón, contra todo, sin cobrar un sólo mango.

lunes, octubre 20, 2008

Give me Hope, Hope Sandoval



Internautas ocasionales, 0-600,
familiares, amigos, psicólogos…
Probé con todo,
pero las únicas que me entienden
son las canciones.
Cuánto más tristes, mejor.

viernes, octubre 17, 2008

Time of No Reply



Tiempo sin respuesta

El verano había pasado y el calor murió
Y el otoño alcanzó su corona dorada
Miré atrás al oír un suspiro
Pero ésta era la época sin respuestas.

El sol descendió y la multitud se fue a casa
Me quedé junto a la carretera totalmente solo
Me volví a hablarles conforme se iban
Pero ésta era la época sin respuestas.

La época sin respuestas me pide que me quede
No hay ningún hola ni adiós
No hay forma de irse.

Los árboles de la colina no tenían nada que decir
Conservarían sus sueños hasta otro día
Así que se quedaron pensando
y preguntándose por qué
Porque ésta era la época sin respuestas.

El tiempo pasa, año tras año
Y nadie me pregunta por qué estoy aquí parado
Pero yo tengo mi respuesta
mientras miro al cielo
Ésta era la época sin respuestas.

La época sin respuestas me pide que me quede
No hay ningún hola ni adiós
No hay forma de irse.

El verano había pasado y el calor murió
Y el otoño alcanzó su corona dorada
Miré atrás al oír un suspiro
Pero ésta era la época sin respuestas.

Nick Drake

lunes, octubre 06, 2008

Las vírgenes suicidas



Cada vez que pasan la peli por cable, quedo hechizado. Sí, me convierto en un vecinito más. En uno más de esos adolescentes enamorados que en el film se dedican a seguir, espiar, reunir "documentos" y ensayar explicaciones acerca de las hermanas Lisbon.
De tanto mirar la peli, terminé comprándome el libro. Jeffrey Eugenides lo escribió y Sofía Coppola -en lo que fue su ópera prima- lo adaptó sin grandes modificaciones y con mucho estilo.

"Desde nuestro punto de vista, la clase de tristeza de los Lisbon, era absolutamente incomprensible, y por eso nos sorprendía todo lo que hacían durante aquellos últimos días en que los vimos. ¿Cómo era posible que se sentaran para comer, que al atardecer salieran al porche trasero para disfrutar del frescor de la brisa (...)?"

"Las chicas estaban monstruosas con sus vestidos de ceremonia, confeccionados sobre jaulas de alambre. En lo alto de la cabeza tenían sujetas libras de cabello. Borrachas, besándonos o medio derribadas en las sillas, sus destino era la universidad, el marido, el cuidado de los hijos, la infelicidad atisbada confusamente. En otras palabras: su destino era la vida."

"La gente fue olvidándose paulatinamente de las razones que podían haber inducido a las chicas a quitarse la vida, de los trastornos provocados por las tensiones o la insuficiencia de neurotransmisores, y atribuyó las muertes a la clarividencia de las muchachas en la predicción de la decadencia. La gente vio esa clarividencia en los olmos arrancados, en la áspera luz del sol, en el persistente declive de la industria del automóvil".

"La hermanas Lisbon convirtieron el suicidio en un acto familiar. Más adelante, cuando otros conocidos nuestros optaron por poner fin a sus vidas -a veces incluso luego de haber pedido prestado un libro a la biblioteca el día anterior-, nos los imaginábamos siempre sacándose unas engorrosas botas y metiéndose en una mohosa cabaña cargada de recuerdos, en una duna frente al mar".

"Las hermanas Lisbon quisieron hacerse cargo de las decisiones que conviene dejar en manos de Dios. Se convirtieron en criaturas demasiado poderosas para vivir con nosotros, demasiado ególatras, demasiado visionarias, demasiado ciegas. Lo que persisitía detrás de ellas no era la vida, que supera siempre a la muerte natural, sino la lista más trivial de hechos mundanos que pueda imaginarse: el tictac de un reloj en la pared, las sombras de una habitación a mediodía y la atrocidad de un ser humano que sólo piensa en sí mismo."

"No nos cabía en la cabeza aquel vacío que podía sentir un ser capaz de segarse las venas de las muñecas, aquel vacío y aquella calma tan grandes. Teníamos que embadurnarnos la boca con sus últimas huellas, las marcas del barro en el suelo, las maletas apartadas de un puntapie, teníamos que respirar una y otra vez el aire de las habitaciones donde se habían matado".

Jeffrey Eugenides