Noche histórica (x Macelo Vertua)
Tenía diecisiete años, vivía
en estado de revolución hormonal, y había
bebido.
Ese, al día de hoy, es todo
mi alegato. El mismo al que vuelvo una y otra vez, cada vez que cierro los ojos
para dormirme.
Luego de cinco años, esa
noche no habría ausencias, ni llegadas tarde, ni nudos de corbata mal hechos, ni
tráfico de exámenes resueltos. Esa noche era La Despedida, el festejo, la
salida final de un grupo de sobrevivientes de un
colegio católico.
Después de esa última noche, habría tiempo para todo lo que no importaba:
reencuentros forzados, actualización de biografías, cervezas con sabor a
nostalgia y la vida que nos empujaría al fuego cruzado de la adultez: estudio,
trabajo, familia…
Seguí leyendo esta y otras historias culposas en:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario